Se acerca 2014. Tampoco parece que de momento el mundo tenga grandes soluciones a la vista. Ni Quart de Poblet. De un lado de la trinchera, un ejercito de financieros corruptos y castas políticas que acuden a sus cumbres o lugar de trabajo con coche oficial. De la otra, los ciudadanos que se dividen entre los que sobreviven, los que pagan, los parados pasivos, los parados que se reúnen, jubilados congelados y jóvenes sin más futuro que estudiar, el que lo hace, y estar parado, más del 60%. En el tercer trimestre de 2013 en Quart de Poblet se hicieron 12 transacciones inmobiliarias, de las cuales sospecho que algunas fueron desahucios. 200 familias acuden a las Cáritas parroquiales para recibir ayuda, la que la administración no da. El pequeño comercio se acuerda de Media Markt y piensa si ellos son los tontos. El polígono industrial cumple más 50 años y por viejo ya no atrae a nadie. No se hace obra pública municipal y la residencia del Plan ZP va más lenta que el caballo del malo. Hemos comprado la antigua fábrica de Aceites Andrés por 1,2 millones. Por pura inutilidad y falta de sentido de la realidad. Acabamos 2013 más pobres que lo empezamos.

Y después de esta letanía me dirán por qué mi grupo aprobó el presupuesto de 2014. Pues bien, teníamos dos opciones: o borrarnos o provocar alguna reacción. Pedí que se bonificara el recibo de contribución a parados y pensionistas con las ordenanzas, ayudar a la gente que lo pasa mal. Entonces me salió el portavoz del PSOE con un Plan de Ayudas más universal que por mejor apoyé. ¿Qué bien, no? No habían pensado nada y para tapar mi propuesta la perfeccionaron y todo. Llegaron los presupuestos y conseguimos el compromiso para dotar una partida con 30.000 euros revisable con ese Plan que surgió de la contra, del ¿qué se ha pensado el de Compromís?. Y decidí que, aunque este pueblo es un oasis anestesiado políticamente, a pesar del coche negro que se lleva a nuestra alcaldesa a las Cortes muchos días para vergüenza de los que cobran 400 euros de subsidio,  a pesar de que se pague a un señor que todavía no sé qué hace además de levantar la mano al compás de los que han decidido ficharlo por cobardía y miedo a negociar, a pesar del aburrimiento por tanta tecnocracia pija mientras la gente se queda sin futuro… Pensé que este año después de votar abstención y en contra en los dos anteriores, votaba que sí. Porqué en el fondo habíamos conseguido algo por los que sufren. Pero somos los mismos, que no se engañen: los insumisos ante tanta indecencia, contra tanta indolencia mientras este mar cada día tiene más barcos hundidos como dice la canción.